lunes, 24 de agosto de 2015

Desintoxicar la Educación

Fuente: INED 21

Para introducir cambios y mejoras tenemos que identificar claramente en qué nos estamos equivocando, es decir, en qué estamos fallando. Por este motivo me gustaría abordar un asunto que me preocupa y mucho: la gente que se dedica a intoxicar y provocar malestar en el clima del mundo de la educación impidiendo de este modo las aportaciones que nos pueden ayudar a avanzar y mejorar. Esta gente tóxica la encontramos en los claustros de profesores, en las familias, en los equipos directivos, en las AMPAS, etc. Pero, ¿cómo podemos identificar a esta gente y protegernos ante ellos fomentando organizaciones inteligentes? Voy a intentar exponerlo en el siguiente artículo:
En todo grupo humano nos encontramos con personas que se dedican a intoxicar y a generar problemas. Son una fuente constante de conflictos… Se trata de gente envidiosa, autoritaria, mediocre, rencorosa, etc. que realmente no han aprendido a convivir. Por tanto nuestro objetivo debe ir encaminado a conectarnos con aquellos que “sintonicemos”, es decir,  con aquellos que nos transmiten ilusión y optimismo frente a las cosas, aquellos que a pesar de la situación en la que estamos inmersos en la actualidad están interesados en actuar para mejorar las cosas.
DESINTOXICAR-LA-EDUCACIÓN-Magazine-INED21
Recientemente he terminado de leer el interesantísimo libro “Gente tóxica” de Bernardo Stamateas (más de 200.000 ejemplares vendidos en Argentina y 6 ediciones en España). En el libro se habla de una tipología de personas tóxicas que se clasifican en:
  1. Envidioso
  2. Falso
  3. Socio psicópata
  4. Mediocre
  5. Arrogante presuntuoso
  6. Jefe autoritario
  7. Neurótico
  8. Chismoso metomentodo
  9. Descalificador
  10. Quejica victimista
En educación encontramos esta tipología en los distintos ámbitos de la comunidad educativa: en los claustros, en las AMPAS, en los consejos escolares, etc. Aquí me gustaría centrarme principalmente en los claustros y las AMPAS.
Claustros tóxicos vs. Claustros inteligentes
Doy el nombre de claustros tóxicos a aquellos que en lugar de promover un clima de colaboración y trabajo en equipo, se dedican a crear malestar e intoxicar el ambiente de la organización de muy diversas formas. En estos claustros encontramos personalidades de la tipología mencionada anteriormente: victimistas, envidiosos, jefes autoritarios (y con cierto favoritismo sobre algunas personas), etc. Estos jefes tóxicos (me refiero a los equipos directivos de algunos centros educativos) tienen gran parte de culpa de que sus claustros sean pronunciadamente tóxicos por su forma de actuar.
Como muy bien afirma Miguel Ángel Santos Guerra “los jefes tóxicos suelen actuar de forma casi natural en organizaciones tóxicas” y añade, “si es adulador con quienes mandan y cruel con aquellos a quienes tienen debajo, yo creo que es un jefe tóxico”. Estoy totalmente de acuerdo con lo que señala y por este motivoconsidero que es clave el papel y la responsabilidad de los equipos directivos de los centros como motor de cambio. Añade Santos Guerra “si quien ha de ser acelerador(del compromiso, de la honradez y de la mejora) se convierte en el freno que detiene o que disminuye el empuje. El ambiente no mejorará si quien tiene la responsabilidad de purificarlo y enriquecerlo es quien más toxinas desprende”. Se puede decir más alto pero no más claro.
Veamos, a continuación la diferencia entre un claustro “tóxico” y un claustro “inteligente”:
Claustros tóxicos:
  • Priman los intereses individuales sobre los del colectivo.
  • Cada docente trabaja de manera aislada, sin espíritu de equipo (INDIVIDUALISMO).
  • Las relaciones con las familias son inexistentes y plagadas de desencuentros.
  • El ambiente de trabajo es negativo, todo se critica y el pesimismo educativo está bien visto y valorado. En ocasiones este ambiente se hace insostenible.
  • Se mezcla y confunde lo personal con lo profesional.
  • Los equipos directivos se preocupan más por mantener su cargo que por mejorar la calidad del centro.
  • Se da muchísima importancia a la excesiva burocracia primando ésta sobre el trabajo diario con los alumnos/as y sus familias.
  • Se asientan en una excesiva comodidad por parte de algunos miembros del mismo.
  • La creatividad es nula, no se favorece la innovación y sí una excesiva mecanización y repetición de rutinas.
Claustros inteligentes:
  • Priman los intereses colectivos sobre los individuales: lo importante es que el centro entero eduque.
  • Se trabaja en un ambiente de colaboración y trabajo en equipo.
  • Mantienen unas magníficas relaciones con las familias.
  • El ambiente de trabajo es positivo y la crítica que se desarrolla siempre es constructiva, para mejorar. Se respira un gran optimismo y entusiasmo educativo.
  • Sus miembros saben separar muy bien lo personal de lo profesional.
  • Los equipos directivos se preocupan por que el centro trabaje en un ambiente cálido, facilitando las cosas sin entorpecer la labor de los docentes.
  • Por delante de la burocracia está el quehacer diario con los alumnos y sus familias.
  • Se asientan en el esfuerzo y la superación diaria de todos sus miembros.
  • Son claustros que fomentan la creatividad llevando a cabo trabajos y propuestas innovadoras.
  • Claustros repletos de auténticos emprendedores educativos.
AMPAS tóxicas vs. AMPAS inteligentes
En cuanto a las AMPAS me gustaría destacar que para mí desempeñan una labor fundamental y es un sector que debería estar totalmente unido al del profesorado promoviendo un clima de respeto entre padres y docentes aunque, por desgracia, en la práctica real esto no siempre es así. Hay AMPAS a las que denomino inteligentes que trabajan mucho y muy bien, en sintonía con el centro educativo formando un equipo de calidad con los docentes. Otras, en cambio se caracterizan por desempeñar un papel muy pobre dedicándose a entorpecer el trabajo de otros.
Vamos a ver las diferencias entre AMPAS tóxicas y AMPAS inteligentes:
AMPAS tóxicas:
  • Siembran dudas sobre el profesorado y la función que realizan en el centro creando malestar en el seno del mismo.
  • Entorpecen y critican la labor de los docentes (la mayoría de las veces sin una causa justificada).
  • Les preocupa más su beneficio personal que el del centro. Muestran una actitud egoísta disfrazada en la búsqueda de lo mejor para los hijos.
  • Boicotean continuamente las  propuestas del profesorado en los Consejos Escolares.
  • Pierden el tiempo en cosas intrascendentes que no ayudan a mejorar la educación y se olvidan de otras de mayor importancia.
  • Envían circulares a los padres para que presionen al centro y al profesorado incitándolos a que lleven a cabo determinadas acciones.
  • Son AMPAS carentes de ideas.
AMPAS inteligentes:
  • Respetan al profesorado y apoyan públicamente su labor.
  • Colaboran y complementan la labor de los docentes.
  • Apoyan las propuestas de los docentes y sugieren mejoras siempre desde una actitud crítica y constructiva.
  • Continuamente se esfuerzan por buscar soluciones y propuestas que ayuden a mejorar el clima del centro educativo.
  • Son AMPAS generadoras de ideas muy interesantes e innovadoras que ayudan a elevar la colaboración entre padres y docentes.
Como puedes observar, tenemos muchísimo trabajo por delante para proteger la educación de estas personas y organizaciones tóxicas que lo único que consiguen es que no avancemos y podamos generar cambios positivos. Es necesario que todos hagamos examen de conciencia (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra) y propósito de enmienda para que evitemos que desde nuestro campo de acción intoxiquemos nuestro entorno más próximo con nuestras quejas, envidias, descalificaciones, etc.
“Mejorando el clima de los centros mejoraremos la educación” #cambioeducativo

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