miércoles, 10 de agosto de 2016

10 pautas para hacer un proyecto innovador

Fuente: Red Iberoamericana de Docentes

¿Cómo puede aplicarse el concepto de "innovación educativa" en el diseño y puesta en marcha de un proyecto? ¿Cómo podemos reconocer que este concepto se esté aplicando? ¿Qué indicadores pueden tenerse en cuenta para evaluar o autoevaluar su inclusión en un proyecto? ¿Con qué instrumentos podemos trabajar para ello? Demasiadas preguntas… ¿verdad?

DESCÁRGATE LA INFOGRAFÍADECÁLOGO DE UN PROYECTO INNOVADOR
¿Cómo puede aplicarse el concepto de “innovación educativa” en el diseño y puesta en marcha de un proyecto? ¿Cómo podemos reconocer que este concepto se esté aplicando? ¿Qué indicadores pueden tenerse en cuenta para evaluar o autoevaluar su inclusión en un proyecto? ¿Con qué instrumentos podemos trabajar para ello? Demasiadas preguntas… ¿verdad? No te pierdas este post en el que la Fundación Telefónica te ofrece una herramienta práctica, a modo de infografía, para orientarte en el diseño, planificación y evaluación de proyectos educativos innovadores.
El diseño de un proyecto educativo innovador
El concepto de “Innovación educativa” posee múltiples acepciones e interpretaciones pero, a la vez, su definición está conformada por algunos atributos esenciales. Destacamos los que siguen:
  • Una innovación, para ser considerada como tal, necesita ser duradera, tener un alto índice de utilización y estar relacionada con mejoras sustanciales de la práctica profesional.
  • La innovación no es algo que se deja al azar o la improvisación, sino que se planifica para aumentar las probabilidades de lograr el cambio deseado.
  • La innovación es, antes que nada, un proceso de adaptación de un programa a una realidad local.
  • Toda innovación tiene que someterse a un proceso de seguimiento y evaluación, siempre en relación con sus metas y objetivos y del contexto en que se aplica.
  • La innovación debe producir un cambio intencional y deliberado. En el caso de la innovación educativa ha de ser generadora del cambio en la Educación.
Estos atributos definidores del marco conceptual de “Innovación educativa” están implícitos en la primera de las herramientas de nuestra infografía. Los “ 5 PUNTOS BÁSICOS QUE DESCRIBEN UN PROYECTO INNOVADOR” refieren a aquellos aspectos clave, interrelacionados entre ellos, a los que todo proyecto de innovación debería dar respuesta desde su diseño inicial:
  1. Retos a los que se enfrenta el proyecto.
  2. Competencias que se abordan.
  3. Metodología de trabajo de las competencias.
  4. Productos de aprendizaje obtenidos por los participantes.
  5. Innovaciones pedagógicas detectadas.


Como muestra la imagen, el esquema visual de trabajo se presenta a partir de un cuadro en el que el responsable del proyecto debe reflexionar e identificar los aspectos que componen cada uno de dichos ámbitos: todos ellos relevantes y estratégicos e interrelacionados. En resumen, la planificación del proyecto educativo, para ser innovador, requiere tratarlos todos, de forma global y coherente: 1. imprescindible plantearse qué reto o problemática real pretende da sentido al proyecto, identificando de forma unívoca al público objetivo al que se dirige (beneficiado en el reto). 2. Qué se trabaja con tal público para atender al reto: determinar las competencias de aprendizaje que tal usuario podrá adquirir en el desarrollo del proyecto. 3. Cómo se trabajan tales competencias con tal público (Cómo incrementar sus competencias): concretar la metodología principal de enseñanza-aprendizaje desde la que se abordará el proyecto. 4. Prever qué productos de conocimiento generará el proyecto para su gestión y posterior difusión… para acotar los resultados obtenidos y poder evaluar el impacto (cuantitativo y cualitativo con sus indicadores que lo reflejen). 5. Finalmente tener claro el tipo de innovaciones pedagógicas que el proyecto puede aportar en su contexto real de aplicación (en procesos, en actividades, en productos y contenidos…).
Rúbricas para evaluar los 10 criterios de un proyecto innovador
La segunda herramienta que se presenta parte de la premisa de considerar la evaluación como el elemento principal del proceso de enseñanza-aprendizaje, involucrando a los protagonistas que la hacen posible: formadores-educadores por un lado, y alumnos-participantes por otro. Todos aprenden y todos enseñan. El proceso de aprendizaje compromete a los profesores y a los participantes en un marco interactivo de análisis y discusión destinado a producir resultados tangibles. Aprender con sentido, a partir de lo que se conoce, de forma activa y con tareas reales, serán las garantías de un aprendizaje duradero. En este caso los métodos de evaluación se integran en el desarrollo del proyecto ofreciendo un retorno continuo sobre su desarrollo con el objetivo de modificar cualquiera de los aspectos inicialmente contemplados para lograr el mayor grado de aprendizaje para todos sus protagonistas. Una rúbrica de evaluación es un instrumento que describe distintos niveles de calidad de una tarea, producto o proyecto. Su objetivo es ofrecer a los participantes un feed-back sobre el desarrollo de su trabajo durante el proceso y una evaluación detallada sobre sus tareas, trabajos o productos que han de desarrollar. En consecuencia, las rúbricas son una herramienta objetiva de evaluación con forma de tabla de doble entrada, donde se describen los criterios y niveles de calidad de cierta tarea, objetivo o competencia. Normalmente se utilizan en situaciones de alta  complejidad. El formato habitual suele ser el siguiente: la columna de la izquierda presenta el aspecto competencial a valorar, especificando el grado de desarrollo del mismo en distintos niveles (con un detalle orientativo de cada uno de ellos). El nivel más elevado sería lo deseable alcanzar al final del proceso de aprendizaje mientras que el más bajo representa la ausencia total del mismo aspecto competencial que se evalúa.



Los 10 criterios seleccionados para identificar un proyecto educativo innovador sitúan a los protagonistas en el centro del proceso de aprendizaje, ofreciendo además una mirada integral en relación a la propia gestión del proyecto. De esta forma, el decálogo se focaliza en que:
  1. el participante experimente un proceso de aprendizaje vital.
  2. las metodologías de trabajo sean activas para que los participantes sean los protagonistas de su propio aprendizaje.
  3. los aprendizajes conecten los espacios formales e informales de la actividad educativa y permitan configurar entornos propios de desarrollo.
  4. el aprendizaje en colaboración sea uno de los ingredientes principales de las dinámicas de trabajo.
  5. las competencias que se han de adquirir respondan a las necesidades presentes y futuras que demanda el siglo XXI.
  6. se incluya la formación y atención de las emociones en las interacciones de aprendizaje.
  7. se aprenda a partir de la resolución de retos, dilemas y/o problemas reales que tengan impacto en la comunidad.
  8. se forme a los participantes en la autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación de los aprendizajes.
  9. se incorpore el aprendizaje de la competencia y cultura digital.
  10. el proyecto contemple procedimientos e instrumentos para su crecimiento, sostenibilidad y replicabilidad.
Diana de autoevaluación para un proyecto educativo innovador
El decálogo incluye una diana de autoevaluación para identificar de forma visual el grado de innovación de tu proyecto. Al hacerlo tú mismo, podrás identificar tal grado de innovación… con una imagen (que vale más que mil palabras!).
  1. Cada vértice se corresponde con uno de los 10 criterios de innovación
  2. Con tu proyecto en mente, señala el grado de innovación para cada criterio.
  3. Une los puntos y obtendrás un polígono de innovación.
  4. Utiliza el polígono de tu proyecto para compararlo con otros, ver su evolución en el tiempo, comprobar sus fortalezas y debilidades y mejorarlo con la práctica.
Es tu turno…  de apasionarte por la Innovación.
Referencias para saber más:
Descarga aquí la infografía “Decálogo de un proyecto innovador”

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